¿Abrirá Jesús tu corazón?

"Nos sentamos y nos pusimos a conversar con las mujeres que se habían reunido. Una de ellas, que se llamaba Lidia, adoraba a Dios. Era de la ciudad de Tiatira y vendía telas de púrpura. Mientras escuchaba, el Señor le abrió el corazón para que respondiera al mensaje de Pablo." Hechos 16:13,14

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Lidia adoraba a Dios antes de conocer el mensaje de Jesús. Leemos arriba que cuando escuchó a Pablo, "el Señor le abrió el corazón" para creer la novedad cristiana que se le traía. Lidia no fue la única a quien Nuestro Padre o Su Hijo les revelaron, en su intimidad, la importancia de lo que estaban escuchando para así actuar en armonía. Por ello el camino hacia la liberación que aquí se indicará, no se relaciona con concurrir a una Iglesia o Congregación. Verás que el asunto es más íntimo, no se relaciona con ritos ni ponerse al servicio de otros humanos interesados en nuestros recursos o energías de trabajo.

Veamos otros dos casos acerca de cómo actuó Dios en el momento de escoger a sus elegidos:

I

Cuando llegó a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: —¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre? (...)
—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?
 —Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente —afirmó Simón Pedro.
—Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás —le dijo Jesús—, porque eso no te lo reveló ningún mortal, sino mi Padre que está en el cielo.  Mateo 16:13-17

II

Cuando oyeron a Pablo hablar acerca de la resurrección de los muertos, algunos se rieron con desprecio, pero otros dijeron: «Queremos oír más sobre este tema más tarde». 
Con esto terminó el diálogo de Pablo con ellos, pero algunos se unieron a él y se convirtieron en creyentes.
Entre ellos estaban Dionisio—un miembro del Concilio—, una mujer llamada Dámaris y varios más.   Hechos 17:32-34

Como vemos, Lidia en la ciudad de Filipos, Pedro en Cesarea y Dionisio, Dámaris y otros en Atenas, estuvieron dispuestos, pero seguramente recibieron ayuda desde arriba para entender con claridad aquello tan especial que habían escuchado. En el caso de Pedro, darse cuenta que estaba ante el Mesías o Cristo, no solo ante un hombre más, no fue por una capacidad especial. Jesús mismo le hizo saber que el Padre Celestial había obrado en él para que lo reconociera como el Mesías.

En el caso de Dionisio, Dámaris y otros griegos presentes, aunque escucharon la burla de sus conciudadanos cuando Pablo habló de una resurrección, tema extraño a oídos comunes,  igual le creyeron, seguramente porque Nuestro Señor les abrió los ojos para ver lo que se ve solo con los ojos de la fe..

No es que aprovecharan un regalo que les iba a generar beneficios materiales inmediatos. Al contrario, les esperaban tribulaciones por haber creído. Por lo que cualquier privilegio que tuvieron no fue para satisfacer su codicia o intereses egoístas. Se les puso por delante el Camino Cristiano, y ese obsequio lo debían custodiar, con humildad y generosidad, ante todo tipo de pruebas que vendrían.

Podemos esperar hoy, luego de dos mil años, que las cosas sean semejantes. Todo indica que en todas partes del mundo, Cristo ya resucitado desde los Cielos, abre los corazones de quienes tienen un espíritu que ama la verdad incondicionalmente y que estén dispuesto a abrazar la senda de Dios. No se necesita haber nacido en alguna nación específica ni tener antecedentes especiales. Según el libro de Juan 4:22,23, la búsqueda de adoradores, Dios la sigue haciendo entre todos y siguiendo el siguiente patrón:

Jesús le contestó (a una mujer Samaritana):
—Créeme, querida mujer, que se acerca el tiempo en que no tendrá importancia si se adora al Padre en este monte o en Jerusalén. Ustedes, los samaritanos, saben muy poco acerca de aquel a quien adoran, mientras que nosotros, los judíos, conocemos bien a quien adoramos, porque la salvación viene por medio de los judíos. Pero se acerca el tiempo—de hecho, ya ha llegado—cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. El Padre busca personas que lo adoren de esa manera. Pues Dios es Espíritu, por eso todos los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.

La mujer Samaritana tuvo el honor de recibir de Jesús directamente el mensaje cristiano. No solo fueron palabras generales, sino también el prodigio de escuchar que Jesús, un desconocido, profetizara detalles de su vida familiar con exactitud. Ella rápidamente llamó a otros samaritanos y éstos creyeron en Jesús y lo recibieron con aprecio durante los dos días que se quedó allí enseñándoles. 

Aunque las condiciones de vida han cambiado tanto, es muy llamativo lo que está sucediendo desde hace tiempo, especialmente desde el 2020 en adelante. Por el uso intensivo de internet, se nota que personas de diferentes denominaciones cristianas, aunque difieran en detalles de creencia, están hablando y enseñando la verdad cristiana con anhelo. No son quizás los prominentes pastores o clérigos de religiones milenarias o las ya famosas. La mayoría de las veces son personas sencillas, pero educadas, que se interesan en llevar el Evangelio a otros, y entre éstos reciben consuelo muchos que han sido maltratados, mientras intentaron andar en los pasos de Su Señor, dentro de congregaciones o iglesias alejadas de los pasos del Señor.

¿Pero qué es el Evangelio o las Buenas Nuevas que pueden renovar la vida de todo aquel que pone su corazón en Las Escrituras y es llamado desde arriba?

1- Hemos leído antes que Pablo habló de la resurrección entre los griegos, algunos se burlaron, otros creyeron, ¿Qué harás vos?

 "Y les aseguro que se acerca el tiempo—de hecho, ya ha llegado—cuando los muertos oirán mi voz, la voz del Hijo de Dios, y los que escuchen, vivirán.  El Padre tiene vida en sí mismo y le ha entregado a su Hijo ese mismo poder de dar vida. Y le ha dado autoridad para juzgar a todos, porque es el Hijo del Hombre. ¡No se sorprendan tanto! Ciertamente, ya se acerca el tiempo en que todos los que están en las tumbas oirán la voz del Hijo de Dios  y resucitarán. Los que hicieron el bien resucitarán para gozar de la vida eterna, y los que continuaron en su maldad resucitarán para sufrir el juicio."  Juan 5: 25-29

Jesús fue muy claro y prometió una resurrección general, Pablo habla que será de justos y de injustos y otros textos nos hacen notar que será para bendecir a todas las familias que han pisado esta tierra, para asistirlas en ajustarse a los caminos de Dios. ¿No parece ser lo que cualquier persona de bien haría si tuviera la capacidad de hacerlo? Nuestro Padre es Todopoderoso y dio autoridades y poder total a su Hijo Jesús, a quien resucitó, encomendándole esa tarea maravillosa. ¿Desearás vivir gozando de antemano esa esperanza y luego disfrutarla junto a los tuyos? Ver Genesis 18:18; Hechos 24:15


2- Para que estas bendiciones ya citadas sucedan, Dios tuvo que hacer arreglos especiales y enviar a Su Hijo, que ya residía en los Cielos como ser espiritual, con la misión de salvar a toda la Humanidad. Este tema es realmente algo complejo de entender, pues tiene que ver con aspectos de la Justicia divina aplicada a su creación, luego de que el hombre cayó en rebeldía e imperfección por independizarse y desobedecer (pecar). Dejemos que las Escrituras nos lo expongan directamente, a través de Romanos 5:12-19:

    "Cuando Adán pecó, el pecado entró en el mundo. El pecado de Adán introdujo la muerte, de modo que la muerte se extendió a todos, porque todos pecaron. Es cierto, la gente ya pecaba aun antes de que se entregara la ley; pero no se le tomaba en cuenta como pecado, porque todavía no existía ninguna ley para violar. Sin embargo, desde los tiempos de Adán hasta los de Moisés, todos murieron, incluso los que no desobedecieron un mandamiento explícito de Dios como lo hizo Adán. Ahora bien, Adán es un símbolo, una representación de Cristo, quien aún tenía que venir; pero hay una gran diferencia entre el pecado de Adán y el regalo del favor inmerecido de Dios.
    Pues el pecado de un solo hombre, Adán, trajo muerte a muchos; pero aún más grande es la gracia maravillosa de Dios y el regalo de su perdón para muchos por medio de otro hombre, Jesucristo; y el resultado del regalo del favor inmerecido de Dios es muy diferente de la consecuencia del pecado de ese primer hombre. Pues el pecado de Adán llevó a la condenación, pero el regalo de Dios nos lleva a ser hechos justos a los ojos de Dios, a pesar de que somos culpables de muchos pecados. 
   Pues el pecado de un solo hombre, Adán, hizo que la muerte reinara sobre muchos; pero aún más grande es la gracia maravillosa de Dios y el regalo de su justicia, porque todos los que lo reciben vivirán en victoria sobre el pecado y la muerte por medio de un solo hombre, Jesucristo.
   Así es, un solo pecado de Adán trae condenación para todos, pero un solo acto de justicia de Cristo trae una relación correcta con Dios y vida nueva para todos. Por uno solo que desobedeció a Dios, muchos pasaron a ser pecadores; pero por uno solo que obedeció a Dios, muchos serán declarados justos."

Ante la desobediencia de Adán, y su muerte, que hemos heredado por formar parte de toda la humanidad, el arreglo de Dios fue que otro hombre, uno perfecto, diera en regalo su vida para equilibrar la balanza. Así ahora la condición humana podría entrar en una "relación correcta" y recibir la vida que Adán había perdido.. Como se entenderá, creer que Jesús es el Hijo de Dios no alcanza. Se espera que uno acepte también su sacrificio salvador en favor de uno y de todos. Puede parecer un plan extraño, pero mientras nuestro quebradero de cabeza le da vueltas al asunto, podemos desde nuestra finitud, y con humildad, respetar y apreciar los caminos de nuestro Creador que manifiesta una sabiduría y conocimiento infinito por sobre nosotros. 

Debido a que Jesús murió una muerte de sacrificio, su Padre debió resucitarlo pocos días después de su muerte. Y por cuarenta días estuvo visitando a cientos de discípulos antes de regresar a su puesto honorable en los Cielos junto a su Padre. Desde allí prometió regresar para restaurar a la Humanidad a la condición bendita que se promete en Apocalipsis 21:3,4:

"Oí una fuerte voz que salía del trono y decía: «¡Miren, el hogar de Dios ahora está entre su pueblo! Él vivirá con ellos, y ellos serán su pueblo. Dios mismo estará con ellos. Él les secará toda lágrima de los ojos, y no habrá más muerte ni tristeza ni llanto ni dolor. Todas esas cosas ya no existirán más»." 


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Osvaldo D. Spoltore - spoltore@gmail.com - Julio 2023