INTRODUCCIÓN: Para iniciar esta consideración, podemos leer cómo presentó el mismo Jesús y sus primeros discípulos el tema de la salvación. Luego trataré de evaluarlo desde una sencilla mirada humana, siempre respetando el amplio marco interno de la Historia bíblica, ya que de lo contario todo sonaría incoherente. Puede que el tema no interese o disguste, pero aun si es así, permítase el lector una amplitud mental y empatía para escuchar de parte de Jesús, por qué él dijo ser SU Salvador.
Empecemos por Mateo 20:28, en la versión muy conocida Reina Valera Actualizada (RVA-2015), que cita los dichos de Jesús: De la misma manera, el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos."
Se destaca que Jesús, no dijo de sí que venía con una misión de servicio general de ayuda al prójimo. Él dijo específicamente que vino al "rescate" por muchos y para ello debía "dar su vida". La palabra rescate, en el griego bíblico del texto mencionado es: λύτρον (lýtron) que en una de sus acepciones la RAE la define como:"el precio para liberar o comprar el rescate de un esclavo". Por lo que surgen preguntas. ¿Rescatar a quién? ¿De qué esclavitud nos salvaría? ¿Por qué el rescate lo obligaba a entregar su vida? ¿Cómo se había llegado por hecho y derecho a esa situación tan dramática?
Mientras Jesús vivió, y aun cuando se acercaba su muerte, el tema del rescate no estuvo para nada claro entre los mismos seguidores de Jesús. Pero a los pocos años, en los escritos de los apóstoles el asunto se aclaró para siempre, como por ejemplo en el libro de Romanos 5: 8-20, escrito por el Apóstol Pablo, que cito:
8 Pero Dios prueba que nos ama, en que, cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. 9 Y ahora, después que Dios nos ha hecho justos mediante la muerte de Cristo, con mayor razón seremos salvados del castigo final por medio de él. 10 Porque si Dios, cuando todavía éramos sus enemigos, nos reconcilió consigo mismo mediante la muerte de su Hijo, con mayor razón seremos salvados por su vida, ahora que ya estamos reconciliados con él. 11 Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios mediante nuestro Señor Jesucristo, pues por Cristo hemos recibido ahora la reconciliación. 12 Así pues, por medio de un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado entró la muerte, y así la muerte pasó a todos porque todos pecaron. 13 Antes que hubiera ley, ya había pecado en el mundo; aunque el pecado no se toma en cuenta cuando no hay ley. 14 Sin embargo, desde el tiempo de Adán hasta el de Moisés, la muerte reinó sobre los que pecaron, aunque el pecado de éstos no consistió en desobedecer un mandato, como hizo Adán, el cual fue figura de aquel que había de venir. 15 Pero el delito de Adán no puede compararse con el don que Dios nos ha dado. Pues por el delito de un solo hombre, muchos murieron; pero el don que Dios nos ha dado gratuitamente por medio de un solo hombre, Jesucristo, es mucho mayor y en bien de muchos. 16 El pecado de un solo hombre no puede compararse con el don de Dios, pues por un solo pecado vino la condenación; pero el don de Dios, a partir de muchos pecados, hace justos a los hombres. 17 Pues si la muerte reinó como resultado del delito de un solo hombre, con mayor razón aquellos a quienes Dios, en su gran bondad y gratuitamente, hace justos, reinarán en la nueva vida mediante un solo hombre, Jesucristo. 18 Y así como el delito de Adán puso bajo condenación a todos los hombres, así también el acto justo de Jesucristo hace justos a todos los hombres para que tengan vida. 19 Es decir, que por la desobediencia de un solo hombre, muchos fueron hechos pecadores; pero, de la misma manera, por la obediencia de un solo hombre, muchos serán hechos justos. 20 La ley se añadió para que aumentara el pecado; pero cuando el pecado aumentó, Dios se mostró aún más bondadoso. 21 Y así como el pecado reinó trayendo la muerte, así también la bondad de Dios reinó haciéndonos justos y dándonos vida eterna mediante nuestro Señor Jesucristo.
De esta lectura, se advierte que existía una necesidad de reconciliarse con Dios por haberse ingresado en una situación de enemistad con Él, por la conducta delictiva de nuestro común ascendiente Adán que derivó en una penalidad comunitaria: lamuerte. El primer hombre, así, nos legó ese estado al decidir resistir la autoridad de su Padre deforma escandalosa y premeditada en el ámbito del Paraíso Terrenal. Adán actuó orgullosa e ingratamente, sobreponiendo su soberanía a la de quien lo creo y le pidió que colmara el planeta de semejantes.
Este hecho de crasa ingratitud y traición de un hijo hacia un padre amoroso, debería repugnar a cualquier conciencia que la analice sin prejuicios, aun si supone que es un simple relato. Pero a veces aparecen prejuicios que embotan la capacidad de, al menos, imaginar lo que se lee. Y al no suspender, ni por un instante, el escepticismo, es así que entonces no se evalúa la conducta de Adán como una de crasa maldad, y se lee esto como un cuentito para niños, y por ello no sienten el mismo asco que sentirían al leer una novela con una narración semejante. No estamos hablando de creer, sino más bien de leer bien y poder entender lo que se plantea para luego comparar lo leído con otros relatos antiguos.
Siguiendo el análisis, se plantea el problema de esta herencia que en detalle incluye: a) enemistad con Dios, b) la caída inexorable de todos los descendientes de Adán, es decir: toda la humanidad, a la tendencia de cometer delitos (lo que se llama pecado) en contra de nuestros semejantes y nuestro Creador, c) la imposibilidad de salir por nuestros medios de esa condición y d) ser expulsados del Paraíso y consecuentemente sobrellevar el destino de una vida finita que termina invariablemente en muerte, penalidad comunitaria que nos impidió lo que había sido lonatural desde el inicio, disfrutar de vida eterna. Además según surge del texto citado, se aplica una solución para equilibrar la balanza que dice: "por la desobediencia de un solo hombre, muchos fueron hechos pecadores; pero, de la misma manera, por la obediencia de un solo hombre, muchos serán hechos justos". Lo que implica creer que se necesita, si se desea recuperar lo perdido, la llegada de una persona muy especial.
Es razonable preguntarse ahora, ¿pero esto es justo? ¿Por qué imaginar razonable y justo a un Dios que hace pagar a la prole la maldad de sus padres? Además, ¿no es un poco rebuscado y extravagante diseñar una fórmula de rescate que incluye la muerte horrenda de un buen hijo como lo fue Jesús?
Confieso que al saber estas explicaciones, desde muy adolescente, por diferentes circunstancias, no sentí (ni siento) mayores inconvenientes en aceptarlas, pero al crecer, por una simple actitud de empatía en favor del que no cree, traté de ponerme en su lugar por parecerle totalmente extraño e incomprensible, un relato de ese tipo que se expone como un eje de la cosmovisión cristiana.
Uno pudiera decir simplemente: es una cuestión de fe. Hay quienes creen y hay quienes no. O la fe no tiene una explicación o no tiene porqué tener sentido, sea la perteneciente a la doctrina cristiana, mahometana, budista, etc...
Este sitio intentará acercar ideas que transparenten o hagan aceptable uno de los temas centrales del cristianismo que es el del RESCATE.
Esto lo trataré de desarrollar en siguientes párrrafos, que llevan estos títulos: a) La pena comunitaria de heredar un destino de muerte y b) La llegada de Jesús para darse en rescate.
Continua: Adan condena a Toda La HumanidadSe apreciará su comentario.